Venecia es un archipiélago. El centro histórico está formado por 450 islas unidas entre sí por 120 puentes a las que se suman las diferentes islas desperdigadas por la laguna, cada una de ellas con su idiosincrasia, su arte milenario y su encanto particular que las hacen imprescindibles para conocer la historia de la Serenísima.
En el centro histórico, el Gran Canal parte la ciudad en dos dejando en cada uno de sus lados tres sestieri. Sestiere es el término veneciano utilizado para denominar a cada uno de los 6 barrios, lo que sería un quartiere en el resto de Italia.
En el lado izquierdo, se encuentran Cannaregio, San Marco y Castello. En el derecho, Santa Croce, San Polo y Dorsoduro. Cada sestiere se caracteriza por una identidad propia que lo hace único y diferente a los demás y, la forma de vivir la ciudad en ellos, es muy diferente desde el punto de vista de los visitantes aunque todos mantienen como denominador común el amor por la ciudad. Alejarse de las zonas más atestadas os mostrará una ciudad muy auténtica que nunca me cansaré de recomendaros descubrir.
Quizá si solamente pasáis un par de días en la ciudad, no podréis visitarlos todos o no al menos como se merecen. Tendréis que elegir a no ser que hagáis un paseo rápido en el que, os aseguro, os perderéis muchas cosas interesantes pero, al menos, tendréis una visión general de la ciudad que podréis ampliar en próximas visitas.
Sin embargo, si tenéis la suerte de pasar 4 o 5 días en Venecia, lo más cómodo y práctico para aprovechar bien el tiempo es dedicar un día a cada sestiere. O visitar uno por la mañana y otro por la tarde. Aquí ya entra vuestra planificación en función de lo que queráis ver. Con estas pinceladas que os dejo a continuación podéis haceros una idea de cada uno y en función de ello, organizar vuestros paseos y visitas.
Sestiere di San Marco
El sestiere de San Marcos es el sestiere más visitado. La Plaza de San Marcos es el centro neurálgico del turismo y solo visitar la Basílica de San Marcos, el Palacio Ducal, la Torre del Reloj, el Museo Correr, el Campanile y el cercano Puente de los Suspiros puede llevaros un día entero si lo hacéis a conciencia. Por supuesto es la visita obligada y a donde todo el mundo se dirige cuando llega. Pero salir de las zonas más turísticas os llevará a rincones de fábula. El Palacio Contarini del Bovolo con su preciosa torre con escalera de caracol, tiene unas vistas de quitar el hipo y cruzar a la isla de San Giorgio Maggiore, que pertenece a este sestiere y subir a su campanile, otras vistas muy diferentes de la laguna y la ciudad. Por supuesto, hay que subir a la terraza del Fondaco dei Tedeschi, de reserva obligatoria pero gratuita. Y un paseo por las estrechas calles aledañas a Piazza San Marco os transportará a los tiempos en los que en ellas se concentraba la mayor mercadería de la ciudad, con calles que aún mantienen el nombre de los oficios que en ella se desarrollaban.


Sestiere di Castello
El alma de Venecia se encuentra en Castello, el sestiere más grande de la ciudad. Aquí la vida veneciana es más real y, dejando atrás la multitud, entraréis en una de las pocas zonas residenciales que quedan aún en la Venecia. Su nombre proviene de un antiguo castillo medieval ubicado en la zona. Al pasear por las calles aledañas a Via Garibaldi desde la Riva dei Schiavoni y deteneros al sol en una terraza con un´ombra y un cicheto os parecerá haber cambiado de ciudad. Aquí se encuentra el Arsenale, donde la Serenissima construyó su leyenda naval y hacia el norte, campi con mucha vida y ambiente, pasando por la preciosa Librería Acqua Alta hasta desembocar en San Giovanni e Paolo donde es obligado tomar un café en Rosa Salva. Si tenéis tiempo de llegar hasta San Pietro di Castello descubriréis la primera Basílica de Venecia y, si no estáis cansados, los Jardines Públicos en la isla de Santa Elena se abren exultantes al Adriático y, en los días soleados, son una delicia.


Sestiere di Cannaregio
El sestiere di Cannaregio, llamado así porque se desarrolló en una zona pantanosa donde eran frecuentes los juncos, esconde el gueto más antiguo del mundo, donde los edificios son los más altos de Venecia. Pasear hasta él desde la popular Strada Nuova es uno de mis ratos favoritos. Detrás de éste se encuentra una zona muy animada donde al atardecer, las terrazas de los bacari se llenan de ambiente. Algunas de las iglesias más bonitas se encuentran aquí: Madonna dell’Orto, Gesuiti, y la maravillosa Santa Maria dei Miracoli son solo una muestra de ello. Los venecianos viven también en este sestiere, así que paseando desde el Campo dei Santi Apostoli hacia las Fondamente Nuove, encontraréis rincones preciosos y tiendas de toda la vida (por desgracia cada vez menos… en cada viaje se me cae algún lugar). Y en la zona de Ormesini y Misericordia, se encuentra una de mis zonas favoritas para tapear e ir de bacari: en este enlace podéis ver la cantidad de sitios que tengo por allí.


Sestiere di San Polo
San Polo fue y sigue siendo el centro comercial de Venecia. Desde primera hora de la mañana el Mercado de Rialto al pie del Puente, se llena de vendedores y compradores en busca de los productos más frescos para llevar a sus mesas y los pequeños bacari que lo circundan llenan sus barras de cicheti que acompañan vinos insuperables. Es mi otra zona favorita para tapear en Venecia. Más hacia Dorsoduro, los campi más grandes de la ciudad se llenan de ambiente por la tarde donde beber un buen spritz en sus concurridas terrazas y la Basilica dei Frari, la iglesia más grande de Venecia, es una preciosidad que no debéis perderos.


Sestiere di Dorsoduro
El llamado sestiere del arte hace honor a su nombre no solo por sus museos, sino también por las pequeñas tiendas artesanas y galerías de arte que plagan sus calles. Santa Margherita es el campo predilecto de los venecianos de día y de noche. Por la mañana, el ritmo diario bulle con los turistas que llenan las terrazas y los venecianos que hacen sus compras. Cuando la tarde cae, los jóvenes se agolpan en el exterior de los bares con su copa de spritz en mano. Este es el sestiere de las Galerías de la Academia, de la Fundación Peggy Guggenheim y de la Scuola Grande di San Rocco (mi museo favorito de Venecia), de la Basilica della Salute y de la evocadora Ponta della Dogana. Y nada mejor que disfrutar del atardecer en las Zattere con vistas a la Giudecca, que también forma parte de este sestiere, tomando un helado en la terraza de Nico´s, sobre el Canal y con unas vistas para quedarse a vivir allí.


Sestiere di Santa Croce
La moda también tenía su importancia en Venecia y en este sestiere fue donde se ubicaban las fábricas textiles de la República Veneciana. Palacio e iglesias como Ca´ Pesaro, Palazzo Mocenigo, San Giacomo dall’Orio, San Stae o la cripta de San Simeone Piccolo son lugares que marcar en vuestro mapa. Santa Croce es donde termina el resto del mundo y donde comienza Venecia. En el Piazzale Roma, el “sedal” del Puente de la Libertad deja tras de sí vehículos a motor, ruido, contaminación… y nos conecta con el paraíso. Para saber más de este sestiere, hay que adentrarse en su historia y descubrir el Puente de las Tetas, el Puente dei Squartai o el lugar en el que vivió Baiamonte Tiepolo.


En cualquier caso, paséis el tiempo que paséis en esta ciudad museo, no olvidéis que, lo mejor que se puede hacer en ella es caminar, pasear y perderse por sus calli milenarias. Venecia no es una ciudad para verla con prisas y, cuanto más deambulas, más cosas encuentras que quieres conocer. Calzado cómodo y ojos bien abiertos es lo que os aconsejo llevar en vuestro equipaje. Lo demás, os lo mostrará la ciudad por sí misma. Y, por si necesitáis motivos para volver, en este enlace os dejo algunas pistas. Buena visita!