En los alrededores de la Plaza de San Marcos, hay una calle, larga, con un curioso nombre: la calle Frezzaria o Frezzerie, que originariamente se llamó “vicus saittarius”, lo que vendría a traducirse como “calle del arquero”.

Su nombre deriva, como en muchas calles de la ciudad, del oficio que durante siglos, se desarrolló en este lugar: la venta de flechas.

¿Flechas? Os preguntaréis… Pues sí, flechas que, inicialmente eran utilizadas en ballestas y que posteriormente fueron usadas para disparar con arcos.

Debéis saber que en el siglo XVI, los venecianos estaban obligados a practicar el tiro con ballesta, y que los representantes de cada barrio debían inscribir a todos los hombres de su distrito de entre 16 a 35 años y hacerles ir a la playa del Lido, una vez por semana, para practicar el tiro.

La evolución en el arte de la guerra llevó a que las ballestas cayeran en desuso y las flechas pasaran a utilizarse para disparar con arcos. Y, cuando el uso de las armas de fuego se instaló, las flechas desaparecieron de esta calle pero no el nombre del producto cuya venta había acogido durante tanto tiempo.

¿Os cuento alguna curiosidad de este lugar? Veréis… en una fachada de esta calle, hoy una casa particular, se encuentra una placa que recuerda que un jovencísimo Mozart pasó unos días alojado, junto a su padre, en lo que por entonces era el Hotel Vittoria... no parece que esto sea cierto pero, como tantas veces en Venecia, la leyenda acaba superando los límites de la realidad y lo cierto es que allí está la placa.

Sí que parece que Lord Byron vivió durante un tiempo en esta calle, alojado en casa de un comerciante y por cuya esposa dicen que bebió los vientos…Y entre las decenas de hospicios que en tiempos de la República de Venecia existían en la ciudad, hubo uno aquí, hoy demolido, en el que se acogían viudas pobres. Además, existía una importante farmacia, autorizada a preparar la milagrosa medicina llamada Teriaca, de la que os hablé en esta entrada.

Con el paso del tiempo la calle, y la zona en que se encuentra, ha mantenido su carácter de arteria artesanal y comercial, así que bulle de actividad durante el día. Sin duda pasaréis por ella en vuestros paseos porque conecta la Piazza con Rialto. La encontraréis siempre muy animada, al igual que las calles aledañas, a pesar de ser una calle estrecha. Fijaros cuando lo hagáis, no en vano, tiene muchos años de historia detrás…