La Torre del Reloj, en la Plaza de San Marcos, es uno de los edificios más queridos por los venecianos. Tradicionalmente, se le llama Torre de los moros, por las dos figuras situadas en lo más alto. Son de bronce, y el paso del tiempo, ha provocado su oxidación, oscureciéndolos, de modo que desde hace siglos se les llama “moros” popularmente.

La torre fue construida en 1499 y desde entonces estos “pastores” que es lo que son en realidad, se encargan de dar las horas desde lo alto de la Torre. Están representados desnudos y cubiertos sus bustos con una piel de algún animal. Miden 2,70 metros y os aseguro que estar a sus pies impresiona, impresiona bastante.

Los pastores son dos autómatas que marcan el paso del tiempo. Articulados en la cintura, están conectados al reloj para dar golpes de campana con sus garrotes. Pero fijaros bien, porque no son iguales. De hecho, uno representa a un anciano, con su barba y la robustez de la edad en su cuerpo. El otro, representa a un joven más esbelto y musculado.

Vistos desde abajo, el mayor está a la derecha del espectador y de espaldas a la Basílica, mientras que el más joven está a la izquierda y se dirige a la Plaza. El anciano, se pone en marcha justo dos minutos antes de las horas en punto, dejando constancia del tiempo que pasa, el tiempo que está a punto de irse. El joven lo hace justo a la hora en punto, en nombre del tiempo que llega.

Y como curiosidad os cuento que ambos tienen nombre, nombre dado popularmente, claro: Oliodoro y Migliabecco. Otro día os cuento el posible origen de estos nombres aunque, ya os adelanto, no está muy claro. Ya sabéis… las leyendas y misterios de Venecia.