La Plaza de San Marcos es el alma, el centro neurálgico de Venecia. Siglos de historia han dejado su impronta en el suelo, las paredes, la Basílica de San Marcos y el resto de edificios que la rodean.

De ella he os hablado en diversas ocasiones, de su historia, su construcción, sus momentos álgidos y los acontecimientos de los que ha sido protagonista y espectadora privilegiada.

Pero más allá de su espectacularidad, merece la pena tomarse un ratito para disfrutarla en profundidad y observar con detenimiento los detalles. Aquí os dejo una pequeña muestra de esas pequeñas grandes pinceladas que no debéis pasar por alto:

1.- Localizar el nizioleto de la Plaza San Marcos, debajo de la Torre del Reloj. 

Los nizioletti son esas pequeñas “sabanitas” que en Venecia indican el nombre de calli, sotoporteghi, corti, campi y demás espacios públicos. La Piazza también tiene el suyo, por supuesto. Para localizarlo, acercaros hasta la Torre del Reloj de San Marcos y mirad a vuestra izquierda. Allí lleva unos cuantos siglos, indicando el nombre del “salón más bello de Europa”.

2.- Buscar en el suelo, en las proximidades del Ala Napoleónica, las marcas del pozo enterrado.

Si os sorprende encontrar en cada campo un pozo y no verlo en la Piazza, no vais mal encaminados. La Plaza tuvo el suyo, dos para ser exactos, uno de ellos de grandes dimensiones. El lugar que ocupaba, el año de su desaparición y el tamaño que tenía, está señalado en el suelo y podéis leerlo en esta entrada. ¿Lo habéis visto alguna vez?

3.- Frente al Caffè Lavena, en el suelo, encontrar las inscripciones del arte de los zapateros.

Delante del histórico Caffè Lavena, quedan todavía un par de inscripciones de las que se utilizaban para señalar el lugar en que debía colocarse cada gremio el día de la Sensa. Se trata de las marcas de los zavatteri y de los calegheri (términos venecianos para referirse a los zapateros). Si queréis saber más de ellos, pasaros por esta entrada en la que amplío quiénes eran. Sabiendo que están ahí, no puedo evitar detenerme ante ellas cada vez que acudo a la Piazza para ver el amanecer. Es un momento ideal para disfrutar de estos pequeños detalles, cuando no hay cientos de pies pisando despistados la historia de la ciudad.

4.- Examinar la meridiana frente a la Basílica de San Marcos. 

Claro, es normal que pase desapercibida, ¿quién va a fijarse en ese palito que sobresale de una columna estando frente a tanta belleza? Pero lo cierto es que, en la última columna de la izquierda, casi en la Piazzetta dei Leoncini, el gnomon de la meridiana de San Marcos es visible todavía. Fijaros bien, parece una cuchara agujereada. Aquí podéis leer la historia de la meridiana y la columna sobre la que se sitúa.

5.- Encontrar los fósiles que aún pueden verse en el suelo porticado bajo el Museo Correr.

Fósiles, sí, leéis bien. Y es que el pavimento sobre el que se elevan los porches del Ala Napoleónica, en el lado opuesto a la Basílica, conserva trazas de fósiles de ammonoideos en el mármol que cubre el suelo de esta parte de la Plaza. ¿Por qué? Aquí os lo explico. Como veis, la hermosa Plaza de San Marcos, una maravilla en su conjunto, depara muchas sorpresas si aguzamos los sentidos y estamos atentos a cada uno de nuestros pasos.

No son todas, claro, y prometo ampliarlas en próximas ocasiones con más detalles asombrosos pero y vosotros, ¿conocéis alguno de estos que os cuento? ¿Sabéis de alguno más? Os leo en comentarios.

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