Que los nizioletti son una enciclopedia de la historia de Venecia, lo sabéis ya por otras entradas. De hecho, en la de hoy hablamos de espejos. Sí, porque el nizioletto de la Calle dei specchieri, localizada detrás de la Plaza de San Marcos recuerda como muchos otros una antigua profesión desarrollada en esta zona.

Se trata, como habréis deducido, de la elaboración de espejos, un objeto cuya fabricación tal y como lo conocemos hoy en día, surgió en Venecia en el siglo XIII, cuando un maestro vidriero de Murano en colaboración con un maestro alemán, comenzó a vender unos cristales en los que se reflejaba el rostro de la persona que se colocaba frente a ellos.

El arte de la producción de espejos, se especializó de tal manera que a los artesanos vidrieros se les obligó a utilizar tan solo la pasta hecha a partir del cristal de Murano e incluso se prohibió comprar espejos importados porque en lugar de estar hechos con la técnica veneciana del soplado, se hacían con aquella del fundido, técnica rechazada históricamente por la Serenissima.

No penséis que cualquier vidriero podía fabricarlos: para obtener este permiso se exigía pasar dos exámenes: uno de aplanamiento y escuadra del vidrio, otro de pulido y aplicación de la hoja de plata. 

Pero volviendo al nizioletto de la calle dei specchieri, debéis saber que es en esta calle donde los artesanos de los espejos se congregaban. Hasta 7 tiendas especializadas en espejos se dice que hubo en ella.

¿Y bien? ¿Sabíais que el origen de este objeto tan común en nuestros hogares era veneciano?