Ni queriendo habría podido hacer coincidir la entrada número 100 de este blog, con estar disfrutando de unos días en Venecia.. estoy tan contenta! Pero no quería dejaros sin la pincelada semanal y, aunque os voy contando en tiempo real a través de Instagram (@venezia_en_invierno), os vengo a saludar como todas las semanas. Sí, por Venecia ando estos días de Carnaval, algo descafeinado en cuanto a actos populares se refiere a causa de las restricciones causadas por la pandemia, pero que en nada desmerece la increíble sensación de estar aquí.

Así que he elegido uno de los elementos característicos de Venecia, algo que me fascina, veréis. En Venecia, para indicar la nomenclatura de calles, campos, puentes, ríos y demás ubicaciones, no se utilizan las clásicas placas o carteles, sino que se escriben en las paredes, en unos pequeños lienzos de color blanco, con las letras en negro.

A estos pequeños lienzos se les llama niziolo (el equivalente a lenzuolino en italiano, algo así como “sabanita”). Son rectangulares y se pintan sobre el mortero, con pincel y a mano alzada o estarcidos ayudándose de una plantilla, como ésta que me he comprado y con la que algo me voy a pintar en casa…

Su uso no es tan antiguo como pueda parecer, pues fue adoptado durante el periodo en que Venecia estuvo bajo la dominación de los austríacos. Hasta entonces, no había carteles ni señales que indicaran el nombre de las calles pues éstas eran propiedad de las familias que vivían en ellas y, de hecho, muchas llevan el nombre de dichas familias o de los oficios que en ellas se realizaban. Los austríacos adoptaron este sistema para facilitar la localización y una vez dejaron la ciudad, se mantuvieron allí dada su utilidad.

Como os decía, entre las denominaciones, más allá de personajes ilustres o acontecimientos históricos, como suele ser habitual en Venecia, se recogen acontecimientos de la vida diaria, oficios, objetos e incluso partes del cuerpo! Por ejemplo podemos encontrar nizioleti con los oficios más populares como Pestrin (lechero), Remer (fabricante de remos), Fontego (almacén) o Frezzeria (fabricantes de flechas). También hacen referencia a la iconografía religiosa, que suele repetirse en todos los sestieri, como cruces, la Virgen o el Cristo. Os hablé más extensamente sobre ello en otras entradas.

Algunos nizioleti indican la dirección a seguir para llegar a destinos de particular importancia de la ciudad o también de interés público. Seguro que habéis visto las señales que indican la dirección hacia una parada de vaporetto, hacia San Marcos, Rialto o Piazzale Roma. En este caso, se añade una flecha y se enmarcan en un borde pintado en rojo. Otros se han ido reemplazando por letreros de metal en color amarillo con las letras negras, pero manteniendo el estilo de los nizioleti originales.

La idiosincrasia de esta escritura se plasma también en la numeración de los edificios venecianos, donde el número se pinta en caracteres rojos sobre fondo blanco y se coloca en un óvalo o en un rectángulo bordeado en negro sobre la puerta.

La Plaza de San Marcos también tiene su nizioleto. ¿Dónde? Pues en el espacio existente entre el pórtico y el primer piso de las Procuradurías Viejas, cerca de la Torre del Reloj. Está bastante desgastado, ya podían repintarlo, pero ahí está, soportando el paso del tiempo.

Por supuesto es obligatorio pintarlos de nuevo, y devolverlos a su ubicación, cuando se realiza una obra o restauración de un edificio y así viene especificado expresamente en el documento que concede el permiso de obras del Ayuntamiento. La verdad es que no siempre se respeta y el Comune debería ser más duro con ello, pero todavía quedan más de 3.000 ejemplos por toda la ciudad para hacer nuestras delicias.

Existen unos preciosos cómics (I nizioletti raccontano Venezia) que, con la bella intención de poner en valor los nizioleti, cuentan gráficamente el origen y sentido de éstos. Tengo localizadas algunas ediciones, pero la primera me ha sido imposible hasta ahora. Si queréis hacerme un regalo y lo encontráis… lo aceptaré gustosamente, jeje.

La ciudad de Venecia ha iniciado un proceso de catalogación y corrección de los nizioleti. La variedad que produce el idioma veneciano, porque es un idioma, no un dialecto, con su propio léxico, sintaxis y morfología, ha ido perdiendo su razón de ser hasta el punto de que la misma denominación aparezca en algunos sitios con una o con doble consonante.

La transmisión de estas denominaciones se ha hecho durante siglos de manera oral pero a la hora de plasmarlas en estos pequeños lienzos se fueron corrigiendo algunas grafías que se consideraban “errores ortográficos”. Actualmente se considera que esto no fue muy afortunado y existe una presión por algunos grupos para que se reconstruya la lingüística original. No en vano, los nizioleti deben ser tratados como un bien cultural de la ciudad a proteger y lo cierto es que son encantadores y muy evocadores, ¿no creéis?