Hace unos días, vi unas imágenes de una turista a la que la policía local veneciana tuvo que sacar del Gran Canal. Ni corta ni perezosa, se había metido a darse un baño a la altura del Monumento alla Partigiana, en paños menores y desafiando, no solo las gélidas temperaturas, sino también la prohibición expresa de no bañarse en los canales de la ciudad.

Esto, unido a mi reciente experiencia visitando la ciudad en carnaval, me dio la idea para hacer este post. Porque por evidentes que parezcan, en Venecia hay una serie de cosas que no se pueden hacer. Y otras, que no se deben, por respeto, por civismo, por educación… llamadlo como queráis.

La primera como os decía es precisamente la de bañarse en los canales. Está totalmente prohibido. Si os apetece el baño en las aguas del Adriático, acercaros a las playas del Lido, porque si se os ocurre refrescaros en las dudosas aguas de los canales, la multa, de unos 500€, os puede amargar las vacaciones.

La segunda: no deis de comer a las palomas y demás aves que veáis. Está prohibido, no es limpio y no ayuda a los animalitos.

El picnic es para otros lugares. Aquí no. Está completamente prohibido sentarse en la calle, frente a monumentos, escaleras de iglesias, lugares de interés, orillas de los canales o viviendas particulares y, principalmente, en la Piazza, para comer. Tampoco en las pasarelas habilitadas para el acqua alta, aunque en ese momento no sean utilizadas. Además, la gastronomía de la ciudad merece disfrutar de un buen vino, unos cicchetti o una buena pasta. Mejor eso, os lo aseguro. Y si aun así os apetece la idea de comer en la calle, hacedlo en los Jardines de Castello, allí hay espacios habilitados. No en vano, la ciudad es un museo a cielo abierto y a nadie se le ocurriría sacar el bocadillo delante de la Gioconda, ¿verdad?

No se puede circular en bicicleta ni con cualquier otro vehículo tipo patinetes o patines, ni siquiera llevados a mano. La bicicleta solo se puede llevar a mano en el trayecto entre Piazzale Roma y la estación de trenes de Santa Lucia, es decir, en el tramo comprendido entre el Piazzale Roma, el Ponte della Costituzione, la Fondamenta Santa Lucia y la calle Favretti hasta la iglesia de los Scalzi

Y luego, está el sentido común, claro. Ese que nos lleva a escuchar las quejas de los venecianos cuando claman que no nos detengamos a hacer fotos en lo alto de un puente atestado cuando hay muchos viandantes porque entorpecemos el paso; o hacer un esfuerzo por descolgarnos las mochilas cuando subimos al vaporetto. Mención aparte merece el vestuario. Aunque veáis agua a vuestro alrededor, Venecia no es un balneario ni una localidad de playa. No es necesario ir a pecho descubierto por sus calles. Insisto en que si la ciudad es un museo a cielo abierto… a nadie se le ocurriría entrar en un museo desnudo, ¿no?