Burano… No os imagináis todo lo que me provoca la mención de esta palabra. Creo que puedo decir, sin temor a equivocarme, que es mi lugar favorito en el mundo. Y sin duda podéis buscarme allí si algún día me pierdo…

Esta pequeña (gran) isla, tradicionalmente habitada por pescadores, se encuentra en el extremo norte de la laguna veneciana y es visita obligada si vais a pasar varios días en la ciudad. Se divide en 5 pequeños sestieri (el nombre que se les da a los barrios en Venecia), que corresponden a las cinco islas originales (San Martino Destro, San Martino Sinistro, San Mauro, Giudecca y Terranova) y se cuenta un sexto sestiere, la vecina Mazzorbo.

Como las demás islas en esta parte de la laguna, fue uno de los primeros asentamientos en Venecia, probablemente ya colonizada por los romanos, pero pasó inadvertida durante siglos hasta que en el siglo XVI, las mujeres de la isla comenzaron a hacer encajes con agujas, una labor que se introdujo a través de Chipre, gobernada entonces por Venecia. Así pues, el encaje puso a Burano en el mapa y en el lugar que le correspondía, llegando a tener hasta 8000 habitantes en su época de esplendor. Sin embargo, estas islas fueron perdiendo importancia y finalmente abandonadas hasta que en la década de 1980, el arquitecto Giancarlo De Carlo construyó un barrio residencial de casas de colores brillantes para ayudar a repoblarlas.

Hoy en día, Burano es conocida por esas pequeñas casas de pescadores de sugestivos colores, muy populares entre visitantes y artistas. Los colores de las casas siguen un sistema específico, originario de la época de su desarrollo. Si alguien desea pintar su casa, debe enviar una solicitud al ayuntamiento, quien responde indicando los colores permitidos en aras a mantener la estética de la isla. Hubo una época en la que los pescadores, pintaban sus barcas del mismo color que sus hogares. Qué bonito, ¿verdad?

Evidentemente lo mejor que podéis hacer en Burano es pasear pero, durante el paseo, además de admirar las coloridas casas de la isla, no podéis olvidar visitar la maravillosa Iglesia de San Martino, construida en el siglo XVI, restaurada varias veces y que alberga varias obras de arte, entre ellas la Crocifissione, pintada por Giambattista Tiepolo. Su campanario inclinado es visible desde cualquier parte de la isla.

También debéis visitar el Museo del Merletto donde descubriréis la historia de este arte centenario y por supuesto, probar la rica gastronomía basada en los productos del mar.
Nosotros solemos ir a comer a la Trattoria Gatto Nero, famosa por su risotto elaborado con un caldo del pescado originario de la isla: el gó. Y un imprescindible es también Da Romano, que lleva décadas sirviendo en sus mesas el mejor pescado de la isla.

Para llegar a Burano, debéis tomar el vaporetto en las Fondamente Nuove o en San Zaccaria en la Plaza de San Marcos, y en unos 40 minutos os dejará allí. Por el camino, podéis bajar en Murano, la isla del vidrio; en San Michele, la isla cementerio de Venecia e, incluso en la cercana y desconocida Mazzorbo, gemela de Burano y donde se cría la uva dorona, autóctona de Venecia. Frente a Burano, veréis también el campanario de la bizantina catedral de Torcello, donde tuvieron su origen los primeros asentamientos de población de Venecia.

Burano es mi isla favorita de Venecia. En invierno, cuando la niebla la envuelve, parece rodeada de un aura de misterio y romanticismo que te atrapa como si no quisiera dejarte marchar. De hecho se dice que el origen de los colores de las casas está en facilitar a los pescadores la identificación de sus viviendas entre la niebla. Con el buen tiempo, se llena de turistas y visitantes y los colores reflejados en los canales devuelven imágenes fascinantes.
Sí, definitivamente, podría perderme allí… y esta es la entrada con la que quería cerrar este año. Os deseo a todos una feliz salida de año y que el 2023 os traiga lo mejor.
Si queréis hacer una excursión a las islas de Burano y Murano, podéis echar un vistazo a esta propuesta y si, además, os apetece ampliar el recorrido por las islas y llegar hasta Torcello para disfrutar de la maravillosa basílica bizantina, echad una ojeada a esta otra propuesta.
Muchas gracias, por la
mención y por el reconocimiento. Un placer descubrir tu blog recién llegada de Bergen.
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