Había pensado escribir una entrada en la que os propusiera un par de itinerarios para pasar un día en Venezia, que suele ser el tiempo que muchos de los visitantes dedican a ella. Pero una vez que me puse a escribir, me estaba resultando muy difícil seleccionar o, mejor dicho, dejar de seleccionar algunos lugares. Así que he decidido crear un apartado en el blog, que podréis ver en las categorías, y llamarlo “Paseos por Venecia”. 

Por ello, en las siguientes líneas, os voy a proponer un primer itinerario por la ciudad, que os lleve por los lugares más turísticos y, quizá, imprescindibles, en una primera visita cuya duración sea tan solo de un día, pero no tiene por qué ser el paseo perfecto. Cada visitante es único y únicos son sus gustos. Quizá no queráis pasar tiempo entrando en las atracciones más turísticas y os baste con ver el exterior; o quizá seáis de los que prefieren sentarse en una terraza a disfrutar de un buen capuchino o de los fabulosos vinos del Véneto y no ir corriendo de visita en visita; o tal vez vuestras preferencias pasen por visitar aquel lugar con el que lleváis años soñando… En cualquier caso, creo que es un recorrido apto para la mayoría de los viajeros, y ya de vosotros depende a qué le dediquéis más tiempo.

La primera vez que fui a Venecia, fue en mi viaje de novios. Desde que tengo uso de razón, recuerdo haber querido ir, aunque nunca imaginé que aquel deseo se convertiría en esta irracional obsesión que me tiene tan encandilada. Tuve la gran suerte de que a mi, por entonces, novio le pareciese una buena idea este destino así que, sin dudarlo si quiera, nos embarcamos en nuestro primer viaje a Venezia.

Una semana, siete días con sus noches planeamos que, todo el mundo nos decía, eran demasiado para Venecia. Afortunadamente, no hicimos caso y pasamos una semana inolvidable descubriendo y disfrutando la ciudad. Nos dio para mucho claro, quizá por eso nos quedamos con tan buen recuerdo y, cuando celebramos nuestro quinto aniversario, volvimos. Fue entonces cuando nos enganchó. Se nos pegó a la piel, nos sedujo su decadencia, su arte milenario, su romanticismo… y se convirtió en nuestro viaje anual imprescindible. 20 años y 14 viajes después, seguimos encontrando cosas nuevas que ver en cada viaje. 20 años y 14 viajes tras los que todavía nos queda mucho por descubrir.

Si tenéis la “desgracia” de pasar solamente un día en Venecia, os dará tristemente para una primera toma de contacto y, seguramente, para ver las zonas más turísticas pero espero que os guste tanto como para querer volver con más tiempo y descubrir todo lo que allí se oculta. Este es el itinerario que os propongo, partiendo del punto neurálgico de la ciudad, la Plaza de San Marcos, a donde seguramente os dirigiréis una vez en ella, independientemente de cómo lleguéis o del tiempo que tengáis. En barco, autobús, tren… sea como sea vuestros pasos os llevarán hasta ella, porque allí converge todo el pasado de la Serenissima.

Si llegáis por medio terrestre, lo haréis a Piazzale Roma. Desde aquí, podéis tomar el vaporetto, líneas 1 o 2, que recorre el Gran Canal en dirección a Piazza San Marco. Lo mismo si llegáis en tren. La estación de ferrocarril de Santa Lucía está una parada de vaporetto después de Piazzale Roma, por lo que la opción del vaporetto es la más adecuada para llegar hasta San Marcos. El paseo en vaporetto os dará la oportunidad de descubrir la calle más bella del mundo y tendréis una primera toma de contacto con la ciudad y sus más de 200 palacios que caen sobre el Canalazzo, como llaman los venecianos al Gran Canal. Si no llegáis a Venecia a través de Piazzale Roma porque lo hacéis a través de Alilaguna o de cualquier otra embarcación, o porque llegáis a la terminal de cruceros, es necesario que encontréis un hueco a lo largo del día para hacer este trayecto, de San Marcos hasta la estación de trenes o viceversa. De día o de noche, es indispensable, así que no os lo perdáis. En esta entrada podéis leer más sobre las opciones de llegada a la ciudad.

Como os digo pues, desde San Marcos comenzará vuestro paseo por Venecia. Una vez en la Piazza, podéis recorrerla admirando sus soportales y las fachadas de las Procuradurías, la Biblioteca Marciana, la Torre del Reloj o el Museo Correr y entrar a visitar la Basílica de San Marcos, subir al Campanile o realizar la visita de los itinerarios secretos del Palacio Ducal. Sinceramente creo que en tan solo un día no merece la pena malgastar tiempo entrando al Ducal o subiendo al Campanile pero como todo va en gustos, dependerá de vuestras prioridades. Sin embargo, sí que os recomiendo entrar a la Basílica, que es gratuita y subir a la terraza sobre la Piazza, no os llevará mucho tiempo y seguro que no os arrepentiréis.

Después, asomaros al Bacino para poder admirar las vistas a la isla de San Giorgio, la Punta de la Dogana y la Iglesia de la Salud. Y por supuesto, pasear por la Riva degli Schiavoni hacia el Ponte della Paglia para fotografiaros con el icónico Puente de los Suspiros de fondo.

A continuación podéis dirigir vuestros pasos hacia Rialto. Adentraros en las Mercerie y callejear siguiendo el ritmo de la gente, hacia Campo Manin y Campo San Luca, o La Fenice y Campo Santo Stefano, disfrutando de los escaparates y la actividad diurna de la ciudad. Quizá en vuestro paseo os crucéis con el Palazzo Contarini dei Bovolo que tiene una preciosa escalera de caracol renacentista. Y digo quizá, porque lo único que debéis tener claro es vuestro destino, el Puente de Rialto: los nizzioti os indicarán la dirección correcta así que dejaros llevar y callejear, estáis en la ciudad donde los trayectos son imposibles de controlar, donde cualquier giro mal calculado puede haceros desembocar en un canal y tener que volver sobre vuestros pasos. Abrid bien los ojos, mirad arriba, abajo y a todos lados, pues nunca sabes donde aparecerá el detalle que os sorprenda. Parad en cualquier café y tomad un rico capucchino con algún brioche, deteneros en lo alto de los muchos puentes que cruzaréis y contemplar las fachadas de los palacios en los campi más bulliciosos. Sin prisa, solamente disfrutando del paseo.

Una vez en Rialto, cruzad el puente y deteneros en lo alto. Ante vosotros se extiende el Gran Canal y una de las vistas más fotografiadas de la ciudad. Apoyados en la barandilla de mármol, el tiempo parecerá que se detiene. Dedicad unos minutos a ello, con los cinco sentidos puestos en lo que hay a vuestro alrededor, y a continuación bajad hacia el Mercado de Rialto donde, en sus puestos, se exponen los productos del día, frutas, verduras, especias y sobre todo los pescados más frescos de la laguna. El Mercado de Rialto es todo un espectáculo muy recomendable, eso sí, solamente por la mañana, así que intentad organizaros para poder llegar hasta él antes de las 14:00 horas.

Y como colofón a vuestra primera mañana en Venecia, tomad un ombra en cualquiera de los bacari que rodean el Mercado. Allí os mezclaréis con los venecianos que hacen su pausa rigurosamente para tomar un aperitivo antes de comer. Si la hora del almuerzo os sorprende por esta zona, buscad dónde hacerlo. Hay montones de opciones para todos los bolsillos y posibilidades, desde trattorie históricas a puestos de pasta fresca recién hecha que sirven para llevar, pasando por pizza al taglio o una amplia variedad de bocadillos. La cocina veneciana es amplia y variada y casi nunca decepciona. En esta entrada tenéis algunas recomendaciones.

Tras el parón para reponer fuerzas, encaminaros desde Campo San Silvestro a Campo San Polo, el más grande de la ciudad tras la Plaza de San Marcos y desde él iniciad un paseo hasta la Iglesia de la Salute. El recorrido os llevará por algunos de los Campi más populares:

Pasaréis por Campo dei Frari, donde se encuentra la Scuola Grande di San Rocco, la Iglesia del mismo nombre y la imponente Iglesia de Santa Maria dei Frari.

En Campo San Pantalon, en el techo de la Iglesia homónima, se encuentra la pintura más grande del mundo, un lienzo de Fiumani, que se dejó la vida literalmente en su realización; y en Campo San Barnaba, donde Indiana Jones rodó algunas escenas (Antonio me repite, siempre que pasamos por allí, que Indiana salió del brocal de pozo que hay en mitad del campo), su Iglesia alberga una exposición sobre algunos de los inventos de Leonardo da Vinci.

Antes, habréis pasado por Campo Santa Margherita, una preciosa plaza en la que durante todo el día hay un ambiente fantástico y que al caer la noche se llena de jóvenes y estudiantes con su spritz en la mano al aire libre en la plaza. El Puente dei Pugni la une a San Barnaba y a la Fondamenta del Squero, donde varias tabernas a media tarde ofrecen una gran variedad de cichetti para tomarlos en la Fondamenta con un rico vino veneciano.

Callejear por esta zona de los sestieri de San Polo y Dorsoduro puede ser un poco agobiante en algunos tramos, pero si os salís de la ruta que todo el mundo sigue, seguro que os encontráis rincones preciosos, admirables galerías de arte, talleres de máscaras y otras tiendas artesanas con mucho encanto.

En vuestro itinerario, pasaréis también por la Accademia de Arte de Venecia, la galería Peggy Guggenheim y la citada Escuela Grande di San Rocco, tres maravillas para los amantes del arte en la ciudad a los que seguramente no podréis dedicar un rato en solamente un día pero que se convierten en un motivo para volver.

Llegaréis así a la Iglesia de la Salud, cuyo espléndido exterior se divisa de lejos. La visita es gratuita y se hace rápida. Adoro su precioso suelo geométrico y me parece bellísima por fuera, sobresaliendo por encima de la Aduana. Una vez aquí acercaros a la Punta de la Dogana al final del edificio de la antigua Aduana, las vistas de San Marcos desde ella son fabulosas, especialmente al caer la tarde.

El día puede terminar dando un paseo por los Zattere desde la Punta de la Dogana, donde el atardecer refleja los colores de Venecia en las piedras milenarias. En alguna de las terrazas podéis tomar un helado, que como sabréis en toda Italia son exquisitos o si se os ha hecho ya la hora de cenar, probar la pizza en cualquiera de las trattorie que encontraréis a vuestro paso o volver sobre ellos hasta mi lugar favorito: Al Volo en Campo Santa Margherita.

Y si todavía podéis alargar más la visita en la ciudad, subid de nuevo al vaporetto y repetir el recorrido por el Gran Canal, esta vez de noche, y comparad la experiencia con el paseo diurno… si la ciudad no os ha enganchado todavía, no dudo que lo hará entonces. ¿Listos para volver?