En Venecia hay más de 60 Iglesias. Además de la Basílica de San Marcos, la Iglesia de la Salud y otras de determinado tamaño e importancia, existe un bono, el “Chorus Pass”, que permite visitar 18 de esas Iglesias, repartidas por toda la ciudad, en horario de lunes a sábado de 10:30 a 16:30 (algunas tienen horario especial).

El coste del Chorus (2022) es de 12 € (8€ para estudiantes menores de 29 años y 24€ para familias con dos adultos y niños menores de 18 años). Se adquiere en cualquiera de las Iglesias adheridas, online en su página web oficial y en las oficinas de turismo. Tiene validez durante un año desde la primera vez que lo uséis al entrar en una de las iglesias y con el bono os entregarán un mapa con las localizaciones y una breve reseña sobre cada una de ellas. Pero, además, podréis disfrutar de descuentos en algunos otros sitios. Por ejemplo, en febrero de 2022, nos hicieron un buen descuento en la entrada de la Scuola Dalmata. Los amigos con los que habíamos viajado en octubre anterior, nos dejaron su bono al no haberlo agotado y nos vino muy bien.

En muchos de los templos, existen fichas informativas en varios idiomas con la historia del edificio y un plano con la ubicación de las obras que contienen.

Nosotros estuvimos muchos viajes pensando en adquirir el Chorus y dedicarnos a visitarlas, pues el coste se amortiza una vez que has entrado en cuatro de ellas. Así que, en el viaje de enero de 2019, nos decidimos, ya que teníamos en mente visitar la iglesia de Santa Maria dei Miracoli, una preciosa construcción con una maravillosa escalinata en su interior que hace las delicias de las novias venecianas. Puesto que ésta es una de las que entran con el bono, lo adquirimos allí y, plano en mano, dedicamos un par de días a recorrer la ciudad de Iglesia en Iglesia.

Si vais a estar poco tiempo en la ciudad, a no ser que seáis grandes expertos, os guste mucho el arte que hay en ellas o, simplemente, sea una de vuestras prioridades cuando viajáis, lo cierto es que puede decepcionaros un poco, pero hay algunos tesoros que merecen la pena como Miracoli, Giglio, San Giacomo dall´Orio o San Pietro. Personalmente creo que hay otras iglesias que merecen más la pena ver antes que la mitad al menos de las del Chorus y además, un par de las incluidas en el bono, suelen ser de entrada libre, con lo que podríais verlas de todas formas si pasarais por delante en vuestros paseos y os apeteciese entrar.

Tendréis también que tener en cuenta que durante las celebraciones religiosas no se pueden visitar, ni tampoco los domingos ni los festivos oficiales, pero no os preocupéis, pues todo ello viene indicado en el plano que os entregarán.

Éstas son las iglesias que entran en el Chorus Pass organizadas por sestieri:

Cannaregio:

  • San Giobbe
  • Sant´Alvise
  • Santa Maria del Miracoli

San Polo:

  • San Giovanni Elemosinario
  • San Polo
  • San Giacomo di Rialto

Santa Croce:

Dorsoduro y Giudecca:

  • San Sebastian
  • Santa Maria del Rosario (Gesuati, no confundir con Gesuiti)
  • Santissimo Redentore
  • Santa Maria del Carmelo (Carmini)

Castello:

  • San Pietro di Castello
  • Santa Maria Formosa
  • San Giovanni Battista in Bragora
  • San Giuseppe di Castello (San Isepo)

San Marco:

En algunos días concretos, existe la posibilidad de realizar visitas guiadas gratuitas a algunas de las Iglesias. Os informarán allí mismo, en las oficinas de turismo o también podéis consultarlo en la web de Chorus Pass, por si queréis planificarlo con antelación.

Mi recomendación personal: San Pietro di Castello es la historia viva de Venecia. Fue la primera catedral de la ciudad y sede del Patriarca de la Serenissima. Merece la pena acercarse hasta ella, retirada de las zonas turísticas habituales y disfrutar aquí de un paseo entre las tranquilas calles del sestiere de Castello, el precioso campanario de piedra de Istria, el claustro de ladrillo rosáceo y el interesante interior en el que se encuentra la que dicen es la Cátedra de San Pedro. Santa Maria dei Miracoli, de una sola nave, con el presbiterio elevado sobre la escalinata de mármol y decorada con decenas de estatuas de profetas y patriarcas es una obra de arte de Pietro Lombardo que he tardado demasiado tiempo en descubrir. Y Santa Maria del Giglio, merece la pena solo por su fachada convertida en el panteón de la familia benefactora. Si podéis, no os las perdáis.