En este año tan extraño, 2020, el Café Florián de Venecia, celebra su tercer centenario. Y para celebrar sus 300 años de culto al café, Italia lanza en el día de hoy, un sello conmemorativo con el que quiere homenajear al café más antiguo de Europa y un icono en la ciudad, que ha sobrevivido a invasores, revoluciones y movimientos patriotas. Os hablé de él en la entrada sobre mis cafés favoritos en Venecia.

El café, llegó a Europa a través de la ciudad de Venecia gracias a las relaciones comerciales con oriente y ya en 1700, comenzaron a abrir los primeros locales en la ciudad en los que se tomaba esta bebida. En 1720, fue inaugurado bajo los soportales de las Procuradurías, el primer Café de Venecia, el Caffé Florian, que por entonces se llamaba “Alla Venezia Trionfante”. Pronto se hizo muy popular por su elegante decoración, y por los clientes a los que recibía, pues era un lugar en el que se reunían intelectuales, nobles y políticos.

Cuando se abrió, tan solo tenía dos saloncitos, amueblados y decorados con sencillez, lo que no impidió que su popularidad creciera como la espuma. A ello ayudaron principalmente dos cosas: que fuese el primer caffè que permitió el acceso a las mujeres y también que fuese el primer local donde se pudo adquirir la Gazzetta Veneta, una publicación escrita a mano, no asequible para todo el mundo, que informaba de las noticias de la ciudad. Por ello las diferentes clases sociales se reunían aquí y consecuentemente, ante su alta popularidad, comenzó a quedarse pequeño, por lo que en 1750, se amplió y se decoraron dos salones más. Con el devenir de los años, se ha ido ampliando y reformando hasta llegar a los 6 salones actuales.

Hoy es una atracción para los turistas y un rincón muy acogedor y querido para los venecianos donde, tomarse un café entre tanta Historia, tiene su precio. Aunque en el interior los precios son mucho más asequibles que en la terraza, no debéis olvidar que se trata de un local histórico y un verdadero museo, por lo que si buscáis un café rápido y económico, quizá no es el sitio al que debéis entrar. Eso sí, si deseáis disfrutar del lugar, de la ubicación y de la preciosidad de sus salas, es un capricho que os recomiendo totalmente, porque la experiencia merece la pena. Tomarse un café o una cerveza sentado en la terraza, en la mismísima Plaza de San Marcos, con vistas a la basílica y al ir y venir de los viandantes, no tiene precio. Si la orquesta suena, el precio se incrementa notablemente, pues se paga por disfrutar de ella. Aún así, insisto en que es una de las mejores sensaciones que viviréis en la ciudad.

Y vosotros? Lo conocéis? Habéis experimentado la magia de su terraza al atardecer? En mi tercer viaje a Venecia, fue una de las cosas que quise hacer. No fue barato… pero mereció la pena. Hay cosas que deben hacerse al menos una vez en la vida, no creéis?