Hay algo que siempre he querido hacer, desde que tengo uso de razón: estudiar italiano. Italia me ha atraído desde siempre y cada vez que viajaba allí, se me removía por dentro la necesidad. Luego volvía a casa y pronto se me pasaba, como cuando eres pequeña, vas a ver una función del Cascanueces y sales de allí queriendo ser bailarina. Hasta el verano del 2019, en el que un roadtrip por el Piamonte en busca de los orígenes del vermut, la pasión y el modo de vida de Antonio, me hizo replantearme lo del italiano y comencé a estudiarlo.

Esto os lo cuento porque me viene al pelo para explicaros cómo llegué al tema del que quiero hablaros porque, cuando comencé a escribir este blog, mi conocimiento sobre Venecia se reducía a mi propia experiencia, adquirida por los viajes anuales acumulados y la lectura de libros y guías sobre la ciudad. Pero comencé a leer y a indagar en muchos sitios, la mayoría en italiano y especialmente de gente que adora la ciudad tanto como yo, amantes y estudiosos de esa decadencia milenaria que se pega a la piel para siempre. Así que entre el Piamonte y el interés por saber y conocer todo lo que caía en mis manos sobre la Serenissima, estudiar italiano se convirtió en una necesidad imperiosa para poder entender todo aquello que leía. Y gracias a esta decisión, a menudo descubro cosas que quiero compartir con vosotros, como La Gazzetta Veneta, a la que encontré saltando de página en página a raíz del aniversario del Caffè Florian y cuya existencia desconocía hasta entonces. Y ya, al lío, dejo de contaros mi vida y os hablo de esta publicación periodística que tiene unos cuantos años de historia. 

La Gazzetta Veneta se considera el origen del periodismo en el Véneto y el primer intento de periodismo moderno en Italia. Fue el principal periódico de la Venecia del siglo XIX y de las primeras décadas del siglo XX. En sus páginas se plasmó la historia de la ciudad y éstas fueron testigo de los cambios políticos y socioeconómicos de aquellos años convulsos en toda Europa y principalmente de la transformación de una ciudad que en otro tiempo fue la capital mundial del comercio marítimo, de manera que informaba a sus lectores de los acontecimientos europeos más relevantes.

El nombre, Gazzetta, significa literalmente “hoja informativa” y nació en Venecia, entre las mesas del Caffè Florian, a mediados del siglo XVI extendiéndose después por el resto de Italia y de Europa. Estas «hojas informativas» fueron una iniciativa del gobierno de la República de Venecia entonces bajo dominio austríaco y, en su origen, estaban completamente escritas a mano y se publicaban cada dos semanas, aunque pronto se convirtió en una publicación diaria. Quizá es un poco forzado llamar a estas hojas de avisos “periódico” pero como os decía, su difusión se ha considerado como el nacimiento del periodismo.

Años después, el primer impresor en divulgar una “Gazzetta di Venezia” fue Giovanni di Memel, quien en 1759 publicó un periódico con este título, firmado por el Conde Gaspare Gozzi, que contenía diversos escritos ligeros, avisos económicos de interés para la ciudadanía, noticias locales y poco más. Esta publicación, que salía los miércoles y los sábados, se considera el periódico más viejo de Italia y la verdad es que he encontrado pocas reseñas sobre él, más allá de la imagen de una de sus portadas. Sí he encontrado este pequeño libro que compila algunos de los textos publicados por Gozzi en los inicios de la Gazzetta, me ha parecido interesante.

El periódico pasó por varias manos a lo largo de los años y su denominación fue variando y añadiendo definiciones hasta que, a partir de 1848, se convirtió en el Boletín Oficial de la República de Venecia imprimiéndose regularmente en la “Imprenta de la Gazzetta” y ya, tras la anexión del Véneto al Reino de Italia (1866), la Gazzetta di Venezia se convirtió en un periódico independiente. A principios del siglo XX, se vendió a un grupo de liberales venecianos pero en 1906, la Gazzetta absorbió a su competidor Giornale di Venezia (fundado sólo tres años antes) y con ello también su editorial conservadora.

Finalmente, en 1941, la Gazzetta fue absorbida por el Gazzettino, actualmente todavía en publicación, convirtiéndose en su edición vespertina, hasta que desapareció tras la Segunda Guerra Mundial.

Al hablaros del Caffé Florian, os conté que éste tenía un ejemplar de la Gazzetta a disposición de sus clientes y que dada la dificultad de acceder a las noticias para la mayoría de la población, esta circunstancia fue una de las que motivaron el auge de su popularidad entre los venecianos. 

¿Y de dónde proviene el nombre dado a este periódico? Pues nada más y nada menos que de la moneda utilizada para su adquisición: la moneda veneciana Gazeta o Gazzetta (Gaxeta en dialecto veneciano) que fue el nombre popular que se le dio a una moneda de plata de la República de Venecia. Cuando se publicó la primera “hoja de avisos”, el coste era de una Gazeta así que, popularmente, la publicación tomó el nombre de la moneda con la que se adquiría. Desde entonces, a cualquier periódico de papel se le ha llamado Gazzetta, también en español… una curiosidad más con origen en esta prolija ciudad.