Al comienzo de Strada Nuova, en el sestiere de Canareggio y justo antes de llegar al Campo de Santa Sofía, se encuentra el Campo de los Santos Apóstoles (Campo dei Santi Apostoli), un Campo que conozco bien porque me he alojado en varias ocasiones en el Hotel Giorgione, situado justo detrás.

Mi primera comida en Venezia, fue en este Campo. El restaurante junto a la farmacia desplegaba sus mesas en la terraza y disfrutamos de nuestro primer plato de pasta y nuestra primera pizza en la ciudad. Han pasado veinte años y no recuerdo la calidad de la comida. Pero sí recuerdo el ambiente, las sensaciones, el momento… de esos que se quedan contigo para siempre. La verdad es que desconozco si sigue abierto porque cuando vamos en invierno no está su terraza extendida y nos lo encontramos siempre cerrado, pero deduzco que sí, a juzgar por los maceteros y los soportes de las sombrillas que suelen estar ordenados en el suelo. Es un buen sitio para detenerse y disfrutar de la marea de gente que va y viene hacia Strada Nuova.

En medio del Campo se encuentra uno de los cipos que hay en la ciudad. Este en concreto, homenajea a los parroquianos caídos en la liberación de Venecia de la dominación austriaca y le falta el asta de la bandera.

Y presidiendo el Campo, la Iglesia homónima con su poderoso campanile, recibe a menudo parejas de novios que quieren convertirse en marido y mujer. Cómo me gusta asomarme y participar anónimamente de ese momento!! En cuanto veo las puertas abiertas y mucha gente, allá que entro para ver a los novios. En la base del campanario, de los más altos de la ciudad, hay una pequeña tienda de ropa de segunda mano que dedica sus ingresos a la beneficiencia. Alguna vez he dejado allí algunas prendas que ya no he querido volver a traerme de vuelta.

Entrar a la Iglesia merece la pena para disfrutar especialmente de un bellísimo Tiépolo, «La última comunión de Santa Lucía», situado en la capilla Corner y en el que el artista pintó bastante gráficamente los ojos de la Santa, a la que la tradición cuenta que le arrancaron los ojos durante su martirio antes de ser decapitada.

Hace pocos meses, uno de los quioscos de prensa del Campo, se ha reconvertido en un coqueto bar que no he tenido ocasión de visitar aún pero que sigo en Instagram y tengo apuntado en la lista de cosas que hacer en el próximo viaje. Lo tengo previsto para enero, como siempre, pero me voy empezando a hacer idea de que no podrá ser, dada la situación sanitaria que atravesamos…

Y en un extremo, hallareis, presidido por un precioso ángel custodio en la fachada, el único templo dedicado al culto de los protestantes alemanes que residen (o visitan) en la ciudad. Es difícil encontrarlo abierto, pero si lo hacéis, la visita no os llevará más de 15-20 minutos y es una curiosidad desconocida más de Venecia.

El Campo bulle de actividad incluso en invierno. En él termina, o empieza, según vuestra dirección, una de las calles que más me gustan de la ciudad por su ambiente, sus tiendas, sus terrazas y rincones varios donde detenerse con calma. Cercano a él, el Campo Santa Sofia tiene una preciosa vista de la Pescheria, el Mercado de Pescado, que se encuentra al otro lado del Gran Canal y en el que podéis tomar un traghetto, las llamadas góndolas económicas que os cruce de orilla. Y en ese Campo, también podéis entrar a visitar el Palacio Sagredo hoy un hotel de varias estrellas, cuyas escaleras conservan unos fantásticos frescos de Pietro Longhi, que merecen la pena ver.

También en Campo Santi Apostoli se encuentra uno de los sottoporteghi más evocadores de Venecia, con la stele del pane y un pequeño embarcadero de góndolas. No sé las veces que me he fotografiado en él. Otro de esos sitios a los que nos gusta volver sin otro motivo más que el personal, solamente porque nos remueve por dentro.

Os recomiendo que al pasar por él os detengáis un momento y hagáis un recorrido de 360 grados observando con detenimiento todos sus rincones. Igual hasta os parece una placita más, pero para mí, como tantos otros rinconcitos, es especial, y quería compartirlo con vosotros. Buena visita!