Al inicio de Strada Nuova, en el Campo de los Santos Apóstoles, se encuentra un edificio sencillo que me gusta por lo que transmite el interior. Se trata de Iglesia luterana de Venecia o Escuela del Ángel Custodio.
La hermandad del Ángel Guardián originalmente tenía su sede en la iglesia de los Santos Apóstoles, situada al otro lado del Campo, pero a principios del siglo XVIII se construyó este edificio destinado a albergar su propia escuela. Suele estar abierta en horario lectivo así que si la encontráis así, podéis echar un vistazo rápido. Solo os llevará unos pocos minutos y, como recompensa, podréis admirar un bonito Tiziano.
El edificio es de proporciones clásicas y la fachada recuerda a algunas construcciones palladianas pero con la curiosidad añadida, rara en la ciudad, de las cornisas que separan unas plantas de otras. Me gusta mucho esta fachada, con el Ángel de la Guarda de mármol encima del portal y el tímpano sobresaliendo de ella encima del dintel.

En el interior, en la planta baja hay dos columnas corintias colocadas en el centro de la sala, y algunas lápidas de tumbas adosadas a los muros pertenecientes a miembros de la comunidad y como curiosidad personal, os cuento que me llama la atención el suelo ajedrezado con losas de mármol, no sé qué tengo yo con los suelos… A la izquierda, una preciosa escalera conduce a la planta de arriba, destinada a la Iglesia.
La Iglesia continúa la sobriedad y la serenidad que inspira todo el edificio y en el altar se encuentran dos destacadas obras. La primera es el óleo El ángel de la guarda de Sebastiano Ricci en la hornacina del altar donde un niño es rescatado por su ángel de la guarda. La segunda, a la izquierda del altar, Salvador bendiciendo de Tiziano, que estuvo en el Fondaco dei Tedeschi, el almacén de los alemanes del que os hace poco, hasta que éstos se vieron obligados a abandonarlo, momento en el que la ciudad la entregó a la hermandad.

Seguramente si habéis estado en Venecia, habréis pasado por delante de esta iglesia de ida o de vuelta hacia Rialto. No está entre los atractivos turísticos de la ciudad ni suele salir en las guías, así que si no tenéis mucho tiempo, levantad al menos la vista para contemplar su preciosa fachada.
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