En Venecia el lugar predilecto de los venecianos para pasear era Campo Santo Stefano pero, como todos los campi, estaba cubierto de hierba y, a menudo, barro. Por ello, se encontraba atravesado por un listòn de piedra que indicaba la zona transitable de manera cómoda y sin ensuciarse zapatos o faldas.

Este fue el primer listòn de la ciudad aunque después existió en muchas otras plazas, y también en algunas calles, para señalar alguna zona en particular. En este grabado de Canalettto, se ve claramente el listòn de Campo Santo Stefano.

Pero sin duda el más famoso fue, y sigue siendo, el de la Plaza de San Marcos. Las damas venecianas consideraban de gran importancia pasear por el Listòn de la Plaza de San Marcos (llamado Lista di Piazza), porque era el modo de exhibirse y de ponerse al día de los acontecimientos y cotilleos de la ciudad. Y, aunque cualquier persona podía pasear por el listòn, lo cierto es que un espacio que se reservaba a los nobles que, como imaginaréis, aprovechaban la ocasión para pavonearse, flirtear y dejarse ver.

Por ello, con el tiempo, el listòn se ha quedado para referirse en Venecia al paseo que va, en Piazza San Marco, desde debajo del Reloj de San Marcos hasta las dos columnas de los santos patrones de la ciudad (San Marco y San Teodoro) situadas en la salida al mar de la Piazzetta.

¿Y qué es exactamente el listòn? Pues hace referencia a las largas placas de mármol que se utilizaron para pavimentar las plazas. De ellas deriva la expresión “far el listòn”, que significa dar un paseo, o pasear, por la plaza. Y en veneciano, andare al listòn, es el término que se utiliza todavía hoy para decir “dar un paseo”.

Podéis apreciar esta costumbre en el cuadro El Listòn, del pintor veneciano Giacomo Favretto, que plasmó la animada vida veneciana del XIX en muchas de sus obras gracias a su privilegiada memoria fotográfica. Me encantan sus pinturas porque son muy costumbristas y me transportan a la Venecia de antes, una Venecia sin tanto turista, más vital, más callejera.

Y en esta otra imagen, el estado actual en el suelo de la Plaza, tal y como podemos verlo todavía hoy.

Y ahora que ya sabéis un poquito más de este universo que es Venecia, la próxima vez que piséis la Piazza, recordad que hubo una época en que eran los venecianos y venecianas quienes la abarrotaban con sus charlas mientras lucían sus mejores galas y mientras recorrían, ida y vuelta, el liston de la Plaza. ¡Ay!, si existiese una máquina del tiempo…