En el siglo XVIII, las sirenas, existieron en Venecia. Tranquilos, no me refiero a los seres mitológicos ni a los personajes de cuentos infantiles, sino al nombre que se le dio a las góndolas que se adaptaron para el baño en la laguna.

Veréis, llegó un momento en que bañarse en las aguas venecianas, se puso de moda y se consideró que esos baños eran beneficiosos para la salud. Esto propició que surgiesen muchos hoteles y establecimientos que ofrecían entre sus ofertas esos baños. Así que Venecia, haciendo gala de su capacidad de adaptación y reinvención, y por qué no decirlo, también bastante snob, construyó góndolas específicamente preparadas para ello, a las que se les llamó sirenas.
¿Y en qué consistían estas sirenas? Pues nada más y nada menos que en unas góndolas que en lugar de fondo, tenían una especie de jaula de hierro que permitía al bañista, una vez dentro, sumergirse en el agua para disfrutar del baño. Los gondoleros remaban contracorriente y de ese modo el agua producía una especie de masaje en el cuerpo del bañista. Como la “jaula” estaba cubierta por la felze, la antigua cubierta que llevaban todas las góndolas para salvaguardar la intimidad de sus ocupantes, el baño se realizaba en la más absoluta privacidad.

A mí, pensar en ello me produce un poquito de congoja porque soy bastante claustrofóbica pero, a la población de entonces, le resultaba de lo más excitante y apasionante.
Desconozco si esta actividad estaba al alcance de cualquiera pero supongo que sería un pasatiempo bastante exclusivo por su excepcionalidad. Lo cierto es que no debían resultar muy cómodas, al menos visto desde nuestra perspectiva actual pero, en aquella época, fue todo un éxito.
Una extravagancia más de la ciudad de los canales, una ciudad única que no podemos disfrutar hoy en dí. Sin embargo, sí es posible sentirse como uno de aquellos venecianos contratando un paseo en góndola aquí.
Sorprendente «wellness» eran muy ingeniosos…
Un saludo !
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Desde luego, no les iba mal, no… gracias por leerme!
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