En una ciudad como Venecia, debía resultar difícil conservar un secreto, el anonimato, la intimidad… ¿O no? Os cuento cómo se las apañaban los venecianos para mantener su vida íntima a resguardo del resto de la población.
Las góndolas venecianas, hasta hace poco tiempo, estaban provistas de una puertecita y una ventana. Ambas se cubrían con una tela desmontable, negra, que protegía a los ocupantes del frío, de la lluvia y de la humedad de los canales durante el invierno y que se retiraba cuando el tiempo mejoraba. El resultado era una pequeña cabina abovedada, llamada felze.
Pero tenía también otra función: la de proteger a los que se desplazaban en las góndolas de miradas indiscretas. Que Venecia es una ciudad misteriosa y plagaba de historias, leyendas y secretos es de sobra sabido. ¿Imagináis la de intrigas, complots y escarceos amorosos que pudieron tener lugar bajo estas cabinas?

Ya en esta entrada os hablé de las “sirenas” en Venecia. En ella os contaba otra de las funciones de los felzi: la de permitir el baño en los canales a cubierto de miradas inoportunas.
A pesar de que cayeron en desuso hace pocas décadas, porque resultaban incómodas para la función actual de las góndolas, todavía quedan en Venecia algunos sitios en los que podéis ver la embarcación con su cabina. Uno de ellos es la Librería Acqua alta. Sí, efectivamente, en la puerta de agua de esta librería, hay siempre aparcada una góndola con su felze a la que incluso podéis subiros. Una curiosidad más de este lugar tan encantador y extravagante a partes iguales.
También en Ca´Rezzonico. En el vestíbulo de este Palazzo, hoy sede del museo del settecento veneciano, nos recibe un ejemplar bellísimo de góndola con felze. Ha sido restaurada hace poco porque estaba en un estado deplorable, muy dañada por la carcoma y la humedad. De hecho, durante mucho tiempo era visible desde el Gran Canal porque se exhibía en el pórtico de entrada al edificio, a la intemperie y a merced de la humedad, el salitre y la lluvia. Afortunadamente se ha podido rescatar para deleite de todos. Y además, esta preciosidad tiene nombre propio! Se le llama comúnmente Laura porque lleva una placa con una inscripción en la que aparece ese nombre junto.

En las Galerías de la Academia y en el propio museo de Ca´Rezzonico, se exhiben algunas obras de pintores italianos en los que aparecen representados estos compartimientos. Como el maravilloso “El Milagro de la Santa Cruz en el Puente de Rialto” de Carpaccio, la primera representación de un felze de la que se tiene constancia. Si os fijáis bien, en este caso son solamente unos toldos, pero el felze fue evolucionando hasta convertirse en verdaderas mini casitas dentro de la góndola. Este cuadro es uno de mis favoritos porque aparece el puente antiguo de madera, con las dos rampas móviles que podían levantarse para permitir el paso de las embarcaciones de mayor envergadura.

En el Museo Naval de la ciudad y en el Museo de la Asociación Arzanà también podéis ver más ejemplos de felze. De esta Asociación os hablaré en otro momento porque su fantástica labor de conservación y rehabilitación lo merece. Solo quería que supieseis de su existencia.
¿Qué os parece el felze? ¿Os gustaría que todavía se conservasen en las góndolas? La verdad es que, a mí, sí. Nunca es suficiente todo lo que suene a misterio y romanticismo en Venecia, ¿no creéis? Y si os apetece montar en góndola, eso sí, sin su felze, podéis hacerlo reservando aquí.
Extraordinaria pincelada veneciana
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Gracias por leerme. Que tengas buen día
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