Entre las columnas de las arcadas del Palacio Ducal, hay una muy curiosa. Suelo quedarme embobada mirándola cuando madrugo para ver el amanecer en el Bacino , un momento ideal para disfrutar de los detalles que ofrece Venecia sin gente, sin turistas, solamente acompañada de los sonidos de la ciudad que despierta y de algún otro loco madrugador como yo.
Su peculiaridad reside en que es la única columna en cuyo capitel aparecen figuras humanas, no alegorías, frutos o decoraciones simbólicas.

Y ¿qué podemos ver en ella? Pues una historia de amor. Sí, como leéis, una fotonovela amorosa, como esas que leía a escondidas cuando mi madre, gran coleccionista de ellas y que todavía conservo, me mandaba a dormir la siesta y, en lugar de hacerlo, cogía una de sus revistas y la devoraba temiendo que entrase en mi habitación y me pillase.

Lamentablemente, esta historia no tiene un final feliz como aquellas de mi adolescencia. Os animo a que rodeéis la columna y observéis con detenimiento los exquisitos bajorrelieves. En ellos se puede “leer” cómo se conocen dos jóvenes, ella en el balcón de su hogar, él bajo éste, esperándola. Y poco a poco, su vida va pasando ante nuestros ojos: su pasión, su matrimonio, la llegada de un hijo y, final y trágicamente, el fallecimiento de éste.

Es probable que se trate de una historia real, quizá de los benefactores de la obra escultórica, quién sabe. Sea como fuese, me parece bellísima y cruel al mismo tiempo y os aconsejo que la descubráis y disfrutéis como yo lo hago en cada viaje.
Os animo a pasaros por mi cuenta de Instagram @veneziaeninvierno el próximo lunes, donde subiré el video de la foto-escultura-historia completo.
Qué maravillas esconde Venecia…