Si os animáis a hacer una visita a las islas de la laguna, seguramente tomaréis el vaporetto en las Fondamente Nuove.

Dicho trayecto pasa por la isla de San Michele, la isla donde descansan eternamente los venecianos y en la que algunas líneas paran antes de encaminarse a Murano.

Merece la pena que bajéis a echar un vistazo al cementerio pues, además de la capilla y los enterramientos de algunos ilustres, hay un cementerio militar precioso. Pero no es de ello de lo que quiero hablaros hoy; si os apetece podéis leer esta entrada sobre la “isla de los muertos” de Venecia.

De lo que quiero hablaros es de “La barca de Dante”, del ruso Geogy Frangulyan. Se trata de una escultura en bronce sobre una plataforma flotante, lo que le permite un ligero y enigmático balanceo con las olas.

Esta escultura, se puede admirar en el trayecto entre las Fondamente y la isla de San Michele. Lo cierto es que a pesar de estar bien visible, suele pasar desapercibida porque solemos estar más pendientes de la vista que ofrece Venecia desde el vaporetto o de la propia San Michele que se aparece ante nosotros lentamente.

Representa a Dante con Virgilio mientras se preparan para ir al más allá, personificación del episodio de la Divina Comedia en el que ambos cruzan el río Aqueronte mientras el agua hierve a sus pies repleta de almas condenadas. En la escultura, es Virgilio, sobre una góndola, quien señala a Dante el lugar donde se encuentra el cementerio veneciano.

Se colocó allí durante la 52 edición de la Biennale de Venecia, en 2007, e inicialmente debía ser una obra temporal, la propuesta de Rusia para ese año,  pero el artista ruso la donó a la ciudad y se quedó.

Así que la próxima vez que vayáis a Murano, o a Burano, o a cualquiera de las otras islas de la laguna, estad atentos y fijaros en ella. A mí me transmite mucha serenidad, quizá por estar ubicada ahí, en medio del mar y tan cerquita del sugerente cementerio. De hecho creo que es la única estatua en el mundo que se encuentra en el agua. ¿La conocíais?