El Palacio Pisani es uno de los edificios más monumentales de toda Venecia. Construido y remodelado durante más de un siglo, se terminó en el siglo XVIII, por voluntad de la poderosa dinastía Pisani, la familia más rica e importante de Venecia.
Actualmente alberga el conservatorio Benedetto Marcello, pues se convirtió en conservatorio del Estado en 1940 tras haberse extinguido la familia propietaria unos años atrás. Lo encontraréis tras un precioso arco que, desde Campo Santo Stefano, lleva a Campo Pisani, en el sestiere de San Marco.

El Palacio, como decía es impresionantemente grande; es, de hecho, el palacio más grande de Venecia después del Palacio Ducal, llegó a tener 200 habitaciones, y por sus estancias han pasado grandes personajes, músicos y artistas a lo largo de los últimos siglos. Iniciado en el ala más cercana a Santo Stefano, bien pronto la familia deseó que éste llegase hasta el Gran Canal, por lo que adquirieron el edificio contiguo convirtiendo la construcción en la majestuosa vivienda que vemos ahora.

Vale la pena antes de entrar, detenerse ante la fachada principal que se asoma a Campo Pisani, decorada con piedra de Istria y dividida en tres partes. En el centro, en la planta baja el gran portal por el que aún hoy se accede al edificio y en las plantas superiores grandes ventanas con arcos de medio punto, decorados con cabezas humanas. A ambos lados, varias ventanas con parteluz, con una columna en el centro y pilares a los lados. Y fijaros en el precioso balcón decorado con motivos geométricos del primer piso. Aunque no entréis a visitar el Palacio, os aconsejo que os acerquéis a observar con detenimiento esta imponente fachada y de las esculturas junto al portal (representan la Matanza del león de Nemea y la Captura de Cerbero). Después, las fachadas secundarias se vuelcan hacia el Gran Canal y hacia el Rio del Santissimo y contrasta su sencillez con la principal, sobre todo la que cae al Gran Canal, históricamente la fachada más suntuosa de todos los palacios que lo integran.


En el interior no se sigue el carácter constructivo tradicional veneciano, sino que se desarrolla alrededor de dos patios separados por una logia desde la que, en la primera planta, se obtiene una bella perspectiva.


Y, aunque el edificio ha sido expoliado a lo largo de los años, todavía es posible disfrutar de numerosas obras de arte, principalmente en los techos y en los magníficos estucos: el pòrtego del primer piso aún conserva un par de pinturas de las muchas que hubo, que representaban los rostros de los hombres más famosos de la familia y, la decoración de la sala, así como del resto de habitaciones del primer piso, permite apreciar aún diversos frescos. El Palacio albergó obras de Tiziano, Tintoretto, Veronese, Bassano, Palma il Vecchio… lástima que ahora ya no puedan verse en sus lugares originales.


El salón de baile, se utiliza hoy en día para conciertos. Lo pudimos ver apenas porque había un grupo de alumnos ensayando pero, al estar tan altos, se apreciaba el asombroso techo, en el que se representa la glorificación de la música.

Por otro lado, el Palacio era ya famoso por su biblioteca, a la que solo podían acceder los nobles venecianos y que contenía volúmenes considerados prohibidos por herejes. Se abría al público dos veces por semana e, incluso, había un bibliotecario, algo inaudito entonces. La más rica y completa de entre las disponibles en la época, con un patrimonio de 60.000 volúmenes, incluye el único manuscrito autografiado de Vivaldi conservado en Venecia, autógrafos de Listz y también del propio Benedetto Marcello, compositor veneciano que da nombre al conservatorio.
Hasta hace poco, solo se permitía el acceso al palacio a los estudiantes, aunque era posible conocerlo en diversas ocasiones públicas como conciertos y eventos especiales gratuitos. Desde hace unos meses, las visitas guiadas dirigidas por la Fundación Venice on top, dan la oportunidad de conocer sus salas, sus imponentes patios, el museo de la música y la maravillosa Sala de Baile. Se trata de una visita de hora y media aproximadamente de duración, en italiano y en inglés cuyo coste, sin reducciones, es de 20€ que merecen la pena. Y como plus, se sube a la espectacular terraza panorámica de 360 grados, la más alta de la ciudad, que permite disfrutar de una de las mejores vistas de Venecia, los tejados y edificios, las islas de la Laguna y, en días claros, las cercanas cadenas montañosas y los países fronterizos.


Y bien, ¿os animáis a visitarlo? Por si lo hacéis, os dejo el enlace a la página web en la que podéis reservar vuestra visita. Durante ella, la banda sonora de los estudiantes practicando os acompañará continuamente, transportándoos a otra época, que no a otro lugar. Así es Venecia…