En Campo San Bortolomeo se encuentra uno de esos sitios en los que nos detenemos, por unos pocos minutos, en cada viaje y allí nos dejamos llevar por la melancolía.

Se trata de la farmacia Morelli y, su curiosidad, radica en una pantalla que, conectada con el centro estadístico veneciano, le permite informar de las personas que viven en la ciudad, el número de habitantes que quedan en el centro histórico de Venecia, como una manera de luchar contra el imparable despoblamiento.

Muy a mi pesar, cada año, cada viaje a la ciudad, supone ver un descenso considerable en la pantalla del escaparate. En 2019, llegamos a ver bajar el contador de un día para otro de 53.001 a 52.981 y en este 2022, apenas había poco más 50.000. Nos fuimos de allí bastante tristes porque imaginamos que en la próxima visita la cifra estará ya por debajo del umbral de esos 50.000. 

Esta farmacia, que ya desde el siglo XVI existió bajo el nombre de Spezieria all’insegna della Madonna por una efigie de madera que había, y continúa, sobre la puerta exterior, fue durante la Serenissima muy frecuentada por los venecianos, ya que allí confeccionaban una Teriaca muy apreciada (incluso aseguraban tener la receta original), y era también famosa por algunos de sus otros productos, como el polvo de víbora, preparado por el farmacéutico Giacomo Menegatti y al que se le atribuían amplias virtudes curativas.

Este lugar, bien podría ser el rincón de pensar…